La gastronomía es uno de los atractivos más valorados por parte de los viajeros cuando acuden a un lugar. Afortunadamente, en Almonacid tienen motivos de sobra para no irse defraudados. La localidad dispone de un restaurante que le ha dado fama a lo largo y ancho de España e incluso de otros lugares; se trata del Mesón de los 20 platos, un modesto restaurante familiar que comenzó su andadura en los años 70 en un pequeño local de la plaza de Almonacid. La necesidad de dar de comer a los trabajadores que estaban por la zona motivo a Félix Morales, el fundador de la saga familiar, a preparar diferentes platos de comida casera para satisfacer sus gustos. La costumbre de dejar la olla para que se sirvieran directamente comenzó a fraguar la leyenda de este establecimiento, que poco a poco, se ha ido consolidando en su nueva ubicación, en la misma plaza, frente al anterior emplazamiento.

La oferta del Mesón es sencilla: un desfile de platos tradicionales hasta totalizar 20 de los que los comensales se sirven lo que desean. Entre los manjares que nunca faltan en el establecimiento están la sopa, la paella, las legumbres de la zona, unas albóndigas que quitan el hipo, guisos tradicionales de ternera, jarretes, ciervo, para terminar con un magnífico queso, el jamón y los langostinos. Todo ello regado con el buen vino de la localidad que hace que el comensal se vaya del establecimiento con la sensación de querer volver a disfrutar de su desmesurada oferta gastronómica.

Pero no solo en el Mesón se puede disfrutar de la gastronomía de Almonacid. Los bares de la villa también aportan calidad en desayunos y almuerzos y complementan las comidas del Mesón. Las bodegas tradicionales son el mejor lugar para hacer la típica comida en la que las brasas de los sarmientos permiten asar manjares tan suculentos como las costillas de ternasco, longanizas, chorizos, morcillas o fardeles, entre otras elaboraciones que pueden adquirirse en los comercios locales. Si tiene la suerte de que le inviten a degustar estos manjares en una bodega tradicional, no lo olvidará jamás.

La localidad cuenta además, con dos hornos en los que adquirir el rico pan asado en horno de leña y la repostería local, entre la que destacan las culecas, las rosquillas de flor y los dobladillos.