La naturaleza ofrece unos parajes de gran belleza y valor medioambiental.
La Sierra de Algairén ofrece su cobijo a la localidad que se recuesta en sus laderas esparcidas de bosques y campos de cultivo. Los viñedos descienden creando un mosaico que se alterna de algunas manchas de olivos y almendros.
Sierra de Algairén
La Sierra de Algairén está situada al suroeste de Zaragoza, entre el Valle del río Grío y los llanos de Alfamén y Campo de Cariñena. Su orientación es sentido N.O.- S.E., con su cota más baja en el paraje de Mularroya, en La Almunia de Doña Godina, a 450 m. y la más alta en la cima de Valdemadera, entre los términos de Aguarón y Codos, que se eleva hasta los 1275 m. En su mitad septentrional está dividida, en sentido longitudinal, por una profunda falla que es ocupada por el río Tiernas o Alpartir, cuyo escaso caudal discurre en dirección a La Almunia de Doña Godina. El roquedo es muy diverso. Encontramos materiales del Triásico Inferior (areniscas y conglomerados de tonos rojizos), Triásico Medio (calizas, dolomías y brechas), Triásico Superior (yesos rojos y grises con arcillas varioladas) y Mesozoico (calizas del Liásico, Dogger y Malm). Estas rocas constituyen el extremo norte de nuestra sierra. En el resto encontraremos materiales paleozoicos, en su mayoría del Ordovícico, con limolitas más o menos pizarrosas intercaladas con cuarcitas, dolomías y alguna caliza. Alberga una gran riqueza florística, tanto por la diversidad de especies -alrededor de ochocientas especies de flora- como por la rareza de alguna de las mismas; es el caso de la Centaurea pinnata, que aparece en el “Catálogo Aragonés de Especies Amenazadas” como en peligro de extinción. Se dan, además, rodales relictos de roble albar y menguados y alternos ejemplares de alcornoques, desperdigados por la sierra.
Vegetación
Las laderas de la Sierra de Algairén están cubiertas de pinares de repoblación de pino rodeno y carrasco (con algunos rodales de laricio y silvestre), y donde todavía quedan retazos de lo que fue el antiguo encinar, con restos repartidos de quejigos y roble albar en las zonas más húmedas. La ruta botánica transcurre tanto por zonas ocupadas por los pinares de repoblación como por terrenos que corresponden a la vegetación original, el antiguo carrascal. A lo largo del mismo podremos ver plantas que acompañan a los dos ambientes antes citados. Hallaremos tres especies de pinos, el rodeno, el carrasco y el laricio; en los fondos de barrancos veremos el chopo negro, algún sauce, acerollos, aligustres, ruscos, abundantes helechos, la omnipresente hiedra; también abundantes castaños, todos ellos hijos de un gran ejemplar plantado hace muchos años. Atravesaremos manchas de encinar, donde podremos observar una impresionante encina o carrasca, ejemplares sueltos de espino albar, aladiernos, rosales silvestres, grupos de endrinos, espinos negros, jazmines. Cubriendo las soleadas laderas, manchas de cantueso o zambria, tomillo común y tomillo mejorana, algún ejemplar suelto de jara, ginestas y retamas blancas, madreselvas, algún aislado enebro. Algunas de las plantas tóxicas que encontraremos repartidas por el recorrido como el torvisco, la ruda y la hermosa corrigia, si tenemos la suerte de encontrarla en flor. Para terminar, en un pueblo de marcada cultura morisca, una planta muy interesante: el zumaque, que fue introducido por los árabes y utilizado en la curtiduría de pieles.
Aves
Las aves son, dentro de la fauna, el grupo más fácil de percibir y el que más aficionados reúne. Están distribuidas por todo el mundo, ocupan muy diversos ecosistemas, habitan bosques, desiertos, montañas, praderas y, sobre todo, los océanos. A lo largo de nuestro recorrido, podremos sorprender al alborotador arrendajo sembrando alguna bellota, los pequeños páridos (carboneros, herrerillos), mitos, jilgueros, verderones; descubrir los imperceptibles nidos de tórtola común, avistar los numerosos bandos de paloma torcaz… Escuchar el repiqueteo del pico picapinos horadando algún chopo viejo, o la cada vez más escasa perdiz roja apeonando en busca de refugio. En los bordes del bosque no será difícil oír graznar a la abundante urraca o ver huir, apresurado entre la vegetación, al mirlo. Sobre los pinos más grandes anida el azor en un voluminoso nido, algo más pequeño el del águila culebrera. Habrá que tener el oído atento para disfrutar de la sinfonía, de la variedad de cantos, que si andamos en silencio, nos acompañaran en nuestro paseo.
Sendero Botánico
El Ayuntamiento de Almonacid, con la colaboración de la Diputación de Zaragoza, ha señalizado un recorrido por la sierra en el que se puede identificar una treintena de plantas típicas de estos terrenos. El recorrido parte desde la plaza y sube hasta la Sierra recorriendo dos barrancos en los que es posible encontrar buena parte de las especies de flora de estas montañas. A lo largo del sendero, que dura poco más de una hora, el visitante podrá aprender un poco más de las especies reseñadas, en las que hay desde árboles de gran porte, como el castaño o la carrasca, hasta arbustos.
Los Viñedos
Pasear entre el viñedo por los caminos agrícolas es una de las opciones que nos permitirá conocer la auténtica esencia de esta localidad: la viticultura. En Almonacid se cultiva la vid desde tiempo inmemorial y esa actividad ha modelado un paisaje de laderas surcadas de hileras geométricas que las viñas trazan acomodándose al terreno. Los caminos son amplios y se encuentran en buen estado, lo que permitirá recorrerlos caminando o en bicicleta, otra opción que tiene cada vez más adeptos. A través de ellos, y observando las precauciones lógicas de saber que hay que prever que aparezcan vehículos de los agricultores, podemos acceder a lugares con encanto: fuentes, árboles singulares, miradores sobre el casco urbano… La mayoría permiten hacer rutas circulares con salida y llegada al propio municipio.
Rutas y senderos
Los senderos que rodean Almonacid son perfectos para organizar una excursión sencilla para toda la familia, un largo paseo para los amantes del senderismo, o una completa ruta en bicicleta de montaña.